[...]. Pero, cuando después de la muerte de las personas, después de la destrucción de las cosas, nada subsiste de un pasado antiguo, solo el olor y el sabor --mas débiles pero más vivaces, mas inmateriales, mas persistentes, mas fieles-- perduran durante mucho tempo ahún, como almas, recordando, aguardando, esperanzados, sobre la ruina de tolo lo demás, portando sin flaquear sobre su gotita casi impalpable el inmenso edificio del recuerdo.
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